La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.

15 de enero de 2013

¿La señal que estaba esperando?

     Antes de dar por concluida mi jornada de trabajo, dejé preparados algunos escritos, apilé como pude en mi mesa los expedientes que necesitaría al día siguiente y subí a mandar varios faxes. Era tarde y apenas quedábamos unos pocos en el bufete, de hecho, creí que en aquella planta ya no habría nadie y precisamente por eso, no esperaba escuchar la vocecilla de uno de los compañeros del departamento laboral que al oírme subir las escaleras dijo: "Laura, tengo algo para ti".
     Por sorpresa me cogió aquella frase y con gran curiosidad me dirigí a su despacho. Todo estaba como siempre, nada había cambiado desde que empecé a trabajar allí hace cuatro meses, nada salvo una de las paredes. Aquella misma pared que la primera vez que entré en su despacho, llamó mi atención al instante.
     Colgado en ella había un calendario y en cada una de sus páginas una imagen. Reconocí el lugar de inmediato. De hecho, tal fue mi ilusión al verlo que si bien había entrado para saludarle, lo primero que dije al abir le puerta fue: "Malta...". Tampoco él esperaba un saludo como aquél pues me miró extrañado, pero al momento se dibujó una sonrisa en su cara y dijo: "Ya marca septiembre y sin embargo, eres la única que ha reconocido el lugar".

     Al entrar en su despacho esta noche, ya no colgaba en la pared aquel calendario, que si bien no coincidía con este año, él había vuelto a remontar a enero. Ya no estaba en el lugar de siempre porque lo había guardado para mí.

 
     Definitivamente, hay viajes que nunca terminan, pues los sueñas mucho antes de emprenderlos, los imaginas desde que los preparas, los palpitas en cada paso que das, los grabas en palabras, los escribes con sensaciones y los revives al compartirlos.
 

2 comentarios:

  1. Cada vez más me convence tu recomendación por conocer tan interesante lugar...

    Saludos Laura

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    Respuestas
    1. A mí cada vez me sorprende más descubrir que después de cuatro meses, no haya día en que algún pequeño detalle me haga regresar a Malta.

      No todos los países tienen el mismo significado para distintas personas y precisamente por eso, me encanta saber, que el cariño que yo siento por Malta se transmite a los demás, que consigo que se planteen visitarla, al menos, una vez.

      Buenos días desde mi mesa repleta de expedientes.

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