La vida es lo que hacemos de ella. Los viajes son los viajeros. Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos.

31 de diciembre de 2012

Galicia, mi paraíso

     Si bien para mi sorpresa finalmente me dieron unos días de fiesta, lo cierto es que después de haber intentado encontrar algún vuelo económico, llegamos a la sensata conclusión de quedarnos estos días en casa, pues teniendo que regresar el primer día del año, los precios de los billetes de avión eran desorbitados.
 
     Habiendo asistido hace unos días al fantástico concierto que ofreció Carlos Núñez en Barcelona y durante el cual no dejé de sentir escalofríos de la cabeza a los pies, me resulta imposible desde ese momento dejar de escucharle. Y cada vez que lo hago, viene a mi mente una imagen en concreto, Galicia, y junto a ella, infinidad de recuerdos de los viajes que a tan hermoso lugar he hecho.
 
     Teniendo fama de ser una persona tremendamente desordenada y careciendo de excusa posible al disponer ahora de días libres, me puse a organizar mi habitación al compás de su música. Me sucedió entonces una de esas coincidencias de las que ya no intento entender por qué ocurren, y que en esta ocasión se produjo, cuando recolocando unas cajas del armario, cayó al suelo un sobre. 
     Aquel sobre podría haber contenido cualquier cosa, pero guardaba dentro unas postales y una carta enviadas desde Galicia. Debo decir, que por una vez, no me quedé atónita ante esta coincidencia, sino que por el contrario tuve la sensación de que no podría haber sido de otro modo.
 
    Desde la primera vez que viajé a Galicia, me enamoré de ella. Tanto es así que estaba dispuesta incluso a mudarme de Barcelona para irme a vivir a tierras gallegas, pues habiendo teniendo la suerte de recorrer y conocer durante años muchos rincones de este país, nunca había experimentado una sensación como aquélla, con la única excepción de Granada. Pero si tuviese que escoger, soy una de esas personas que prefieren sin duda alguna, el norte de España.
 
     He viajado a Galicia en varias ocasiones, la primera con mi familia, y años más tarde volví viajando sola, pero ambas veces el trayecto lo hice en tren. En un tren nocturno que tardaba, todavía lo recuerdo, diecisiete horas en llegar. Nunca entenderé por qué la mayoría de gente odia viajar en tren, pues a mí siempre me ha regalado experiencias únicas.
 
     También en ambas ocasiones nuestro destino era A Coruña y aunque en un primer momento no reparé en aquella casualidad, me percaté de ella al instante en mi segundo viaje. Resulta que habíamos alquilado un piso en la misma zona y situado justo en frente del piso donde vivía el garçon al que años después fui a visitar a Galicia. Quizá llegamos a cruzarnos por la calle en más de una ocasión, no lo sé pues por aquel entonces todavía no nos conocíamos, pero aquella coincidencia siempre me ha parecido una señal.
 
Instalada en A Coruña.
 


     Situada frente al Oceáno Atlántico, A Coruña es una de esas ciudades construidas para recorrerla andando, para conocerla con pasos lentos y tranquilos. Lo cierto es que la ilusión no dura mucho, pero a veces, el sol colorea la ciudad realzando sus hermosos colores, invitándonos a perdernos en ella.
     En el Paseo Marítimo y situada entre la ensenada del Orzán y el Golfo Ártabro se alza la Torre de Hércules, el emblema de la ciudad. Se trata del faro romano más antiguo del mundo aún en funcionamiento.

Pulpo en el Paseo Marítimo, al fondo la Torre de Hércules.

Playa de Riazor.
 
Fuente de los surfistas en el Paseo Marítimo.
  
Guerrero del escultor Fernando Botero en la Casa del Hombre.
 
 
 
 
Torre de Hércules.
 
 Tranvía coruñés.
 
 
Aquarium Finisterrae.
 
Vistas desde el interior del Aquarium.
 
 
 

     A los extremos de la ciudad se hallan el Puerto situado en una localización geográfica estratégica y principal motor económico de la ciudad, y el Monte de San Pedro desde donde puede disfrutarse de las mejores vistas de la ciudad.

Puerto Marítimo de A Coruña.
 

Monte de San Pedro. 

 

     Dada su belleza monumental, Santiago de Compostela es uno de los lugares más mágicos y llenos de encanto que esconde Galicia. Estoy segura de que algún día me armaré de valor y haré el tan conocido camino que tiene por destino esta hermosa ciudad.

 
 Catedral de Santiago de Compostela.
 
 
     Situadas en las Rías Baixas, las Islas Cíes son un claro ejemplo de la belleza que atesora Galicia. Este archipiélago formado por tres islas es un lugar sobrecogedor que regala al viajero la sensación de estar en el paraíso.
     Sus playas de arena finísima y sus aguas turquesas le dan a este precioso lugar la esencia de la costa atlántica gallega.
 
 Vigo.
 
Llegada a las Islas Cíes.

 
 
 
     Una de las panorámicas más impresionantes de este lugar se obtiene desde el Faro. Si bien el camino de interminables curvas en pendiente que lleva hasta la cima desafía a la gravedad y posiblemente a tu resistencia, lo que realmente te deja sin aliento es la belleza que desde allí puede contemplarse.
 
 Subida al Faro.
 
 
Vistas desde el Faro.
 
 
 

     Es sin duda Galicia, uno de los lugares más hermosos que he visto nunca. Una tierra con un encanto único. Y aunque todavía me quedan muchos rincones por descubrir en ella, Galicia me enseñó qué es "morriña", pues una vez la conoces, permanece para siempre en un rincón de tu memoria.
     Creo que este año no podría haber terminado de mejor manera. Me alegra saber que entiendes, que cada cierto tiempo, te necesito cerca.

4 comentarios:

  1. Una vez más, ¡eres muy buena capturando imágenes!

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    1. ¡Y espera a que tenga mi nueva cámara!.

      Y hablando de compartir, acabo de recibir un correo maltés.Te recomiendo si alguna vez tienes la oportunidad, que conozcas Malta. A mí, me cambió la vida.

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    2. Créelo, tengo muchas asignaturas pendientes y haré de esta una de ellas...

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    3. unas fotos muy bonitas como digo yo es un orgullo pasear con esta mujer y recorer mundo con ella. A ver si con la nueva camara se ven imaguines mas expectaculares aun :P

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